lunes, 10 de diciembre de 2007

Yo, robot (parte I)

“Miré mi cuerpo y era metálico, pesado y extremadamente duro...diríase de titanio. Con asombro porque no me dolía mover las metálicas piernas, ni me molestaban los pesados brazos tras dirigirme a la puerta, la abrí. Miré a mí alrededor y pude apreciar no solamente la gran estructura de la que acababa de salir, sino algunas hectáreas del parque. Podía ver a través de algunas personas, casas y árboles. Alguien que pasaba junto a mi, dejó caer su bolso y al entregárselo, lo tomó con naturalidad sin agradecerme y musitó “maldito ingenio mecánico”, así que lo di por confirmado… me había convertido en robot. Al comienzo mis reacciones resultaron de un inmediato inventario: que si podía correr, a que velocidad, romper con el puño las mesas de hormigón en el parque, también los bancos de hierro… pero hacerlo todo sin sentir dolor ni cansancio derivó rápidamente en las consideraciones sobre lo que había dejado de ser. Y créanme que no fue agradable comprobar que ya no sentiría el viento en mi rostro, no podría acariciar a los seres amados, no podría jamás disfrutar de las cenas a la luz de la luna o de los opíparos almuerzos con mi tía Julieta…”

*Los nombres y demás elementos del relato, son imaginarios

Eduardo Leira dijo en 200 palabras el 09/12/07